Greener: una plataforma de recuperación resiliente para el turismo

Cómo hacer del turismo un agente de desarrollo ambiental y de sostenibilidad Gustavo Cabrera, Juslivy Peña y Claudia Rubio Giraldo

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El turismo de masas es una fuerza económica que ha generado estragos ambientales, y que la pandemia de la COVID-19 paralizó de inmediato. La COVID-19 y su propagación a nivel mundial han afectado drásticamente al sector turístico, hasta el punto de cambiar la forma de hacer negocios. A medida que las personas entraban en aislamiento obligatorio, el sector se desplomaba. El turismo internacional disminuyó un 22% en el primer trimestre y un 61% en la primera mitad del 2020, en comparación con el 2019. Sin embargo, a medida que las naciones abrían sus fronteras, el turismo comenzó a resurgir lentamente, dejando la puerta abierta a nuevas formas de hacer negocios. En lugar del turismo de masas, la pandemia ha creado un margen para la participación en materia de sostenibilidad, evitando el riesgo de sobreexplotar los mayores activos del sector.

Este artículo propone la creación de una plataforma de compromisos voluntarios vinculantes que regulen la densidad poblacional de usuarios y puedan provocar un cambio significativo en estos puntos de interés turístico. Considera las implicaciones de solicitar a las empresas relacionadas con el turismo, y establecidas en los polos turísticos, que alivien la carga de los ecosistemas distribuyendo a la población de usuarios entre los distintos lugares turísticos.

ESBOZO DEL PROBLEMA

La literatura indica que el turismo encierra tres grandes problemas ambientales: el uso de los recursos naturales, las consideraciones respecto a los comportamientos, y la contaminación. Por lo tanto, el agotamiento de los recursos naturales debido a un aumento desproporcionado del consumo y el desprecio de una conciencia ambiental por parte de los consumidores condujeron a efectos ambientales adversos. De hecho, el problema es que el turismo puede ser, y ha sido, una fuerza destructiva para los ecosistemas. Por ello, se necesita una industria turística resiliente que evite las aglomeraciones, y reduzca la densidad de usuarios y la consiguiente sobreexplotación de los recursos.

Es necesario repartir a los usuarios entre los destinos, evitando la concentración que llevaría al consumo excesivo de los recursos naturales e impidiendo que una zona alcance una meseta sostenible en cuanto a las capacidades de regeneración del ecosistema y su atractivo como punto turístico. En lugar de una actividad turística intensiva que promueve la destrucción de los ecosistemas, el penoso estado de la industria nos permite rehacerla con un enfoque más respetuoso con el ambiente, considerando un entorno sano como nuestra preocupación primordial.

Este artículo considera que para problemas enormes sin soluciones evidentes es necesario poner en marcha ideas novedosas que sugieran un cambio en el funcionamiento de la regulación, la economía y muchos otros aspectos de la dinámica de nuestro mundo. Para ello, se propone la siguiente solución.

SOLUCIÓN PROPUESTA

Esta propuesta busca hacer del turismo un agente de desarrollo y de sostenibilidad ambiental. Para ello, se plantea la creación de una plataforma en la que se registrarían un amplio abanico de establecimientos turísticos, que incluirían restaurantes, establecimientos comerciales, bares y otros puntos de servicio. La plataforma recibiría información sobre la cantidad de personas que se encuentran en estas zonas y asignaría precios a sus bienes y servicios en función de dicha cantidad. Los precios fluctuarían de manera proporcional a la cantidad de personas en cada zona. Es decir, se incrementarían a medida que aumenta la cantidad de personas en la zona, y disminuirían de la misma manera. De este modo, se motivaría al turista a visitar las zonas con menos aglomeraciones y no al contrario. Con la solución propuesta, habría una distribución de la densidad turística, lo que permitiría a los ecosistemas volver a equilibrarse de forma más sostenible.

La plataforma sería para uso completamente voluntario. En este sentido, los establecimientos deberán registrarse y aceptar los términos y condiciones de la plataforma. A través de estos, aceptarán su posterior monitoreo y fijación de precios de referencia. El acuerdo no vinculante entre el establecimiento, los consumidores y la plataforma permitiría un flujo constante de información. Al mismo tiempo, beneficiaría a los establecimientos con menor ocupación, al impulsar la cantidad de visitas a ese local, y a los de mayor ocupación, al asignarles como incentivo un porcentaje del beneficio recibido por el establecimiento con menor ocupación. Además, los consumidores obtendrían un beneficio por validar la información recopilada.

Actualmente, algunas plataformas miden la densidad poblacional de usuarios en una ubicación específica para obtener información sobre movilidad o sobre los mismos usuarios. Por ejemplo, Google utiliza “datos agregados y anónimos de los usuarios que han aceptado participar en el historial de ubicaciones de Google”. Los usuarios de Waze “comparten información en tiempo real que se convierte en las condiciones del tráfico y la disposición de las carreteras”, además de tener la libertad de informar de cualquier percance en la carretera y, por lo tanto, mejorar el uso de la aplicación. El artículo propone incorporar estos algoritmos para referenciar geográficamente la concurrencia en los establecimientos con la ubicación de los dispositivos electrónicos que utilizan los consumidores y hacer uso de la validación de detalles concretos en la plataforma por parte de los usuarios en el lugar.

La plataforma también mantendría alertas sobre el estado de cualquier ecosistema, funcionando simultáneamente como una herramienta de sensibilización. Estas alertas indicarían la capacidad del ecosistema concreto, su estado de deterioro y los riesgos que surgen en lugares muy concurridos. Las áreas más vírgenes podrían suscitar más interés entre los turistas que practican el ecoturismo. Debido a la encrucijada representada por la pandemia, las personas se han vuelto más conscientes de los impactos de la densidad poblacional sobre la naturaleza. Por lo tanto, la plataforma utilizaría esta preocupación como el catalizador para una mayor sensibilización.

Además, a través de la plataforma, los consumidores podrían hacer reservas, calificar los servicios o los bienes, además de compartir sus experiencias con fotos o videos. Los establecimientos asociados también podrían anunciar sus comercios y ofrecer información sobre sus servicios, productos, infraestructuras y demás información relacionada. La plataforma generaría datos significativos para analizar e interpretar el comportamiento de los consumidores en relación con estas industrias, y ayudaría a los establecimientos a gestionar eficazmente su oferta. Además, serviría como herramienta para el proceso de toma de decisiones en los sectores público y privado. Por ejemplo, las entidades gubernamentales podrían determinar qué zonas necesitan una atención especial en materia de regulación empresarial o acondicionamiento de áreas deterioradas. Lo más importante es que esta información estaría disponible bajo una premisa de solidaridad y esfuerzo colectivo por el bienestar del planeta.

En aras de contar con una herramienta descentralizada, proponemos que la plataforma se base en una tecnología como blockchain, de modo que la información recibida y compartida con los usuarios esté protegida frente a malversaciones o tergiversaciones.

SOSTENIBILIDAD FINANCIERA

La plataforma asume que los establecimientos asociados participantes fijan sus precios previamente. La plataforma animaría a los consumidores a informar sobre los datos relativos a la concurrencia en los establecimientos y a validar las estadísticas generadas automáticamente mediante geolocalización. Como mecanismo de recompensa, los consumidores ganarían puntos que podrían canjear posteriormente en la red de establecimientos participantes. Los consumidores dispuestos a visitar los establecimientos podrían ver esta información en la plataforma. Según el nivel de concurrencia, se les informaría del recargo o descuento en los precios de un determinado establecimiento en dicho momento, motivando las visitas a los establecimientos menos concurridos.

Para estimular una participación armoniosa entre establecimientos, la plataforma reembolsaría un monto marginal del beneficio adicional que está recibiendo el lugar menos concurrido por el flujo adicional de consumidores a los lugares que, de primera mano, habría recibido. Este reembolso se determinaría de tal manera que cubra al menos el costo marginal que genere para el lugar concurrido la recepción de clientes potenciales cuando haya aglomeraciones. De esta forma, todas las partes saldrían beneficiadas económicamente, como se muestra en el siguiente gráfico, lo que redundaría en una mejor posición:

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Este modelo podría escalarse a cualquier sistema de proveedores y consumidores de bienes y servicios en cualquier geografía. Su objetivo principal sería reducir la huella de las actividades económicas. Además, la idea podría extrapolarse al sector público, permitiendo a las instituciones estatales pasar del carácter de esfuerzo de la plataforma a compromisos más orientados. A modo de alianza público‑privada o política fiscal, la intervención del Estado podría dar lugar a obligaciones firmes que son necesarias para hacer frente al daño inminente del planeta.

Dado que la plataforma se administraría a través de la tecnología blockchain, podría requerirse una capitalización inicial, pero la administración y escalamiento adicionales resultarían sencillos en términos de costos e implementación. Tras el lanzamiento inicial, la plataforma sería relativamente autosostenible.

Este proyecto pretende medir el éxito con indicadores que determinen el desarrollo sostenible. La dimensión ambiental se evaluaría mediante el indicador de la huella ecológica de las áreas objetivo, correlacionado con el nivel de uso de la plataforma y la información que capta de los consumidores, englobando el aspecto social de este proyecto. La huella ecológica “mide la superficie total que se necesita para mantener las demandas de alimentos, agua, energía y eliminación de residuos por persona, producto o ciudad”.

CONCLUSIÓN

Como se ha visto, las ideas relacionadas con soluciones más ecológicas y el camino hacia un planeta resiliente podrían prosperar en sectores como el turismo. Aún quedan por resolver los “cómos”, pero está clara la necesidad de que diversos grupos de interés se sumen a estas ideas para producir resultados oportunos en el marco de la Agenda 2030. No solo se necesita apoyo financiero, sino un terreno fértil para que la regulación y los mercados desarrollen y materialicen estas ideas. Una plataforma como la propuesta a lo largo de este artículo podría ser la piedra angular de una revolución turística basada en principios actuariales.

Gustavo Cabrera, ASA, CERA, es un actuario dominicano con más de ocho años de experiencia trabajando como director actuarial de Suramericana, una compañía de seguros latinoamericana con presencia en nueve países de la región y con sede en Medellín, Colombia. Como miembro de la Sociedad de Actuarios, trabaja como voluntario en el Comité Latinoamericano de la SOA.
Juslivy Peña es una abogada dominicana especializada en proyectos turísticos, y cuenta con más de cinco años de experiencia trabajando en los sectores público y privado, así como una maestría en derecho transnacional.
Claudia Rubio Giraldo es una abogada, investigadora y defensora dominico-colombiana con una maestría en derecho ambiental, y cuenta con más de cinco años de experiencia en temas relacionados con el cambio climático, la sostenibilidad y el nexo entre clima y género. Actualmente es asociada de programa en la Women’s Environment and Development Organization.

Los hechos y opiniones expresados en este documento son responsabilidad de sus autores y no representan en modo alguno los puntos de vista de la Sociedad de Actuarios ni de sus respectivos empleadores.

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